A 'fregotazos' contra el horror | La Verdad

2022-05-28 21:25:35 By : Mr. Ben Peng

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Uno de los equipos de limpiezas traumáticas de Manuel González, en una foto cedida por la empresa.

Manuel González ha perdido ya la cuenta de las tragedias a las que ha tenido que hacer frente –«miles»– desde que su familia levantó la persiana de su negocio hace siete años. Sí recuerda con nitidez, sin embargo, la primera vez que abrió una puerta y tropezó con el horror. «Era un juez recién aprobado y se había cortado las venas», recuerda expresivo. «Un chiquillo de 30 años».

Este vecino de la localidad albaceteña de Hellín, que guarda estrechos vínculos con la Región –su mujer es murciana–, trabajaba en el mantenimiento de un instituto hasta que el sector de las limpiezas traumáticas se cruzó en su camino. «Mis dos chiquillos se quedaron parados y decidí montarles una empresa de limpieza», explica. La firma nació enfocada a fregar escaleras y portales de comunidades de vecinos, oficinas... pero en apenas un mes se especializó en trabajos más complicados. «Me llamó una asistenta social para limpiar la casa de un anciano que había muerto», recuerda. «Me di cuenta de que era un sector sin explorar en España». Manuel asegura que la suya fue la primera empresa de este tipo del país y ya han levantado la persiana de 42 delegaciones a lo largo y ancho del país –también en Murcia–.

Su equipo, que aglutina a casi 300 trabajadores, se vuelca en borrar el rastro en escenarios de suicidios o truculentos crímenes. Este grupo trabajó, por ejemplo, en la limpieza del asesinato del municipio guadalajareño de Pioz, en el que el brasileño Patrick Nogueira mató y descuartizó a sus tíos y primos. «Hacemos muchos casos de los que salen por la tele», apostilla.

Los trabajadores de Limpiezas González también se afanan en eliminar las huellas del horror en el caso de suicidios, en muertes en las que el cadáver puede tardar semanas en ser descubierto o en síndromes de Diógenes. Estas dos últimas posibilidades, explica Manuel, son las que más les traen por la Región. Esta misma semana sus empleados han desplegado trabajos en Cartagena, La Unión y Blanca por vecinos que, debido a un trastorno, se dedicaban a almacenar enseres, basura... «Los síndromes de Diógenes son muy complicados porque estás sacando cosas, por ejemplo, de un cuarto piso con unos olores tremendos y los vecinos todos encima», argumenta este empresario.

Basura en el domicilio de un afectado por síndrome de Diógenes.

Lo más difícil de su labor, reconoce, es sin embargo cuando una persona recibe o se autoinflinge un disparo en la cabeza «por lo que hay que rascar en el suelo, en el techo...». El componente psicológico también pesa en esta faena –cuyo coste prefiere no precisar–. «Cuando vamos a las muertes siempre vamos en silencio», confiesa. «A nosotros nadie nos ha preparado para esto. Somos gente humilde, de la calle».

A la hora de afrontar el escenario de un crimen esta empresa despliega un equipo normalmente de tres personas que, salvo casos excepcionales, suelen desarrollar su trabajo en mediodía. «Llevamos mucha logística», explica Manuel. En los casos de síndromes de Diógenes la tarea se asume por un equipo de entre seis y ocho personas. Suelen emplear uno o dos días en dejar la vivienda libre de suciedad. «En Torremolinos hemos estado en uno y cuando hemos entrado a la cocina el hombre tenía todo lleno de botes de comida repletos de gusanos», explica. «Hay algunos gusanos que por mucho producto que le eches no mueren. Tienes que echarles productos muy corrosivos». Manuel sostiene que, gracias a la utilización de productos profesionales, «lo dejamos impoluto igual que el quirófano de un hospital».

Un empleado de la firma limpia restos de sangre en una casa.

Este equipo de limpiezas traumáticas aguarda a que los investigadores de la Policía Nacional y Guardia Civil concluyan su trabajo para iniciar el suyo. En el caso de muertes, el grupo tiene siempre que dar aviso al cuartel o comisaría más cercano al punto donde se produce el deceso. Una medida con la que evitan casos como el que les ocurrió en el municipio madrileño de Parla, explica Manuel, donde la autora de un asesinato llegó a contratar sus servicios. «Mató a su madre por 45.000 euros y nos llamó para que limpiásemos», relata. «Cuando salíamos, la Policía nos conoció».

Estos siete años de andadura han dejado a este emprendedor una retahíla de anécdotas, algunas de ellas en la Región. Es el caso, por ejemplo, del trabajo que tuvieron que realizar hace unos años en la vivienda de una adinerada vecina de la plaza Circular en Murcia. La mujer llevaba cerca de un mes fallecida cuando encontraron su cuerpo y el equipo de Manuel se afanó en borrar el rastro del deceso del domicilio. «Encontramos 245.000 euros en un colchón», rememora. «Ella había hecho fajos de billetes de quinientos y los había metido por un agujerito en un colchón y, cuando lo bajábamos por la escalera, empezaron a caer. Los devolvimos a la familia».